Volver a empezar 
A veces es más fácil y otras, más difícil. Todo dependerá de cómo fue la separación y de si aún quedan hijos u otro tipo de obligaciones que nos unan a esa relación ya pasada. Pero, de todos modos, la vida continúa, el mundo sigue girando y hay que cargarse a los ex al hombro de la manera más cómoda posible para seguir caminando sin trastabillar. 
“Cuando te separás, creés que nunca vas a poder volver a enamorarte, aunque lo quieras. Sólo pensás en esa persona y en todo lo que viviste con él. Te cegás y no querés ver que es necesario que pase el tiempo y no importa lo que te digan otros, no sirve de nada”, cuenta María (29, diseñadora gráfica y fotógrafa), hoy nuevamente en pareja luego de una primera convivencia de cuatro años con otra persona. 
Ahora bien, el quid de la cuestión está en saber cómo seguir. Cómo salir adelante, cómo sacudirse el enojo y el miedo y dejar entrar al amor. ¿Entrar? Tal vez ahí está la clave. Tal como dice Salinas, todo está en nuestro interior, sólo se trata, entonces, de dejarlo salir. “El primer paso para sacarse el miedo es ser consciente. El amor está dentro de uno y si uno consigue abrirse va a encontrar a la persona con seguridad. No es algo que se pueda buscar afuera. En general, los fracasos tienen que ver con que yo espero que el otro me ame todo lo que yo no puedo amarme a mí mismo. La base de la problemática humana es el desamor hacia uno mismo. En tanto, el amor verdadero tiene que ver con quererme completo, con mis partes oscuras, con mis debilidades y con mis miedos”, explica la psicóloga. 
Para lograr esta apertura, hay que observarse, reconocer cuando el enojo y el miedo nos invaden y pedir ayuda. “La terapia, las técnicas budistas o de yoga son una buena manera”, aconseja Salinas, quien suma un dato alentador: estadísticamente, los segundos matrimonios duran más que los primeros. 
Entonces, el camino para lograr una segunda, tercera o cuarta experiencia es instalarse en las sensaciones y en el cuerpo (y no en los pensamientos, que en momentos así suelen ser negativos). “El cuerpo sabe del amor, sabe cómo moverse para encontrar a la persona adecuada, lo que pasa es que hay tanto ruido de la mente, que no podemos darnos cuenta”, afirma. 

 
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